Programación

A través de mecanismos muy sencillos, Peter Conlin nos introduce en una relación poética con las imágenes, destacando su fragilidad y su carácter efímero.

Este proyecto es el resultado de una investigación sobre el concepto de contenedor que se sitúa entre los polos del mundo industrial y del mundo orgánico, entre el tecnicismo y la naturaleza.

Se trata de una investigación sobre los movimientos de la cámara y el monitor. Más concretamente, un dispositivo en el que el movimiento del monitor anula el movimiento realizado por la cámara en el momento de la toma.

Este proyecto de instalación fuera de los muros de DARE-DARE persigue un enfoque vinculado a la apropiación de emplazamientos industriales en desuso como elementos metafóricos, propicios a un cuestionamiento de ciertos símbolos de nuestro entorno contemporáneo.

Con la ayuda de aparatos equipados con lentes de aumento, el artista observaba atentamente la superficie de su piel como si fuera algo completamente desconocido.

Con motivo del Mes de la Fotografía, DARE-DARE presenta un proyecto del artista André Clément.

Una instalación interactiva.

Stéphane Gilot, artista belga afincado recientemente en Montreal, presenta en DARE-DARE una instalación que pone de relieve elementos de la pintura y la arquitectura.

Con el proyecto DARE-DARE presenta la obra de tres artistas aún poco conocidos por el público: Peter Conlin, Chloé Lefebvre y Philippe Tessier.

Iniciado hace más de tres años, el proyecto de Massimo Guerrera se desarrolla en torno a la Cantina, un grupo formado con Patrick Bourque e Isabelle Chabot.

DARE-DARE invita a los artistas a crear una obra de arte que no supere las 3 pulgadas x 3 pulgadas.

La instalación móvil de Josée Fafard y Stéphane Gregory presenta principalmente una tienda de campaña, así como diversos accesorios relacionados con las tres "catástrofes" (tormenta de nieve, caída de un meteorito, inundación de café instantáneo) que parasitaron alternativamente la instalación durante su periodo de exposición.

DARE-DARE inaugura con gran placer su programación 1996-1997 y sus nuevos locales ofreciendo al público el proyecto de una artista miembro, Lise Nantel.

Una propuesta sobre el paisaje y las diversas formas en que se percibe en nuestra sociedad.

Un corpus de unos 2000 dibujos en diversos formatos, agrupados en forma de instalaciones murales.

En las dos series de obras presentadas en esta exposición, la tecnología utilizada para realizar las imágenes se exponía como proceso y se invocaba como metáfora visual de la relación del artista con su entorno social y físico.